Se suele pensar en lo difícil que es superar las pruebas de selección para ser de controlador aéreo, ya sea en ENAIRE, EUROCONTROL o en alguna entidad privada, pero pocas veces se pone el foco en lo que realmente hay detrás de ese proceso: las habilidades que convierten a una persona corriente en un futuro controlador aéreo. Y es que, más allá del temario, los simulacros y las pruebas, hay una serie de capacidades que marcan la diferencia entre llegar al éxito o quedarse a mitad de camino.

Lo interesante es que estas habilidades no solo sirven para superar unas oposiciones; son, en realidad, el núcleo de lo que hace que la profesión tenga tanto prestigio y atractivo.

 

1. Atención y concentración sostenida

Si algo caracteriza al control aéreo es la necesidad de mantener un nivel de atención que rara vez encontramos en otros trabajos. Un controlador no puede permitirse despistes: cada instrucción, cada número y cada respuesta cuentan. La buena noticia es que la atención también se entrena, igual que un músculo. Desde técnicas de estudio enfocadas hasta prácticas de mindfulness, todo suma.

 

2. Toma de decisiones rápidas

El segundo perfil es el de Técnico de Gestión de Operaciones ATM, una figura responsable del análisis y seguimiento del tráfico aéreo. Entre sus funciones se incluyen la elaboración de previsiones, boletines estadísticos, análisis de demoras y apoyo en la definición del espacio aéreo. También realiza tareas vinculadas al diseño de mapas operativos y la coordinación de ejercicios aéreos. Su labor contribuye directamente a la eficiencia y seguridad del sistema de gestión del tráfico aéreo.

 

3. Comunicación clara y efectiva

Un controlador aéreo vive con un micrófono al lado. Cada frase que pronuncia debe ser breve, precisa y entendida sin margen de error. Es la diferencia entre la seguridad y el caos. Aquí entra en juego el inglés aeronáutico, que no es un extra sino una herramienta vital. No se trata de dominar el inglés de Shakespeare, pero debes ser capaz de coordinar vuelos internacionales con la misma naturalidad con la que hablas en tu idioma.

 

4. Gestión del estrés

Quizá la habilidad más temida… y a la vez la más valiosa. La presión es inevitable en el control aéreo, pero lo importante no es evitarla sino aprender a convivir con ella. Las oposiciones de ENAIRE lo saben bien: de ahí que incluyan pruebas psicológicas y dinámicas de grupo. No se trata de ponerte nervioso, sino de comprobar que eres capaz de mantener la calma cuando más falta hace.

 

5. Trabajo en equipo y coordinación

Aunque desde fuera pueda parecer un trabajo solitario, lo cierto es que un controlador nunca está solo. Se coordina con otros controladores, con torres de distintos aeropuertos y con pilotos que dependen de sus instrucciones. La cooperación y la empatía son tan necesarias como la técnica. De hecho, las dinámicas de grupo de las oposiciones buscan justo eso: ver cómo interactúas y cómo aportas valor en un entorno colaborativo.

 

En Conclusión… Convertirse en controlador aéreo no es solo una cuestión de aprobar un examen o de memorizar un temario. Es, sobre todo, un viaje de crecimiento personal en el que desarrollas habilidades que te acompañarán toda la vida: atención, rapidez mental, comunicación, resiliencia y capacidad de trabajar en equipo.

Las oposiciones de ENAIRE están diseñadas para detectar esas cualidades, y por eso prepararlas es mucho más que estudiar: es entrenar la mente y la forma de trabajar. Quien consigue dominarlas no solo obtiene una plaza, sino que entra en una de las profesiones más exigentes y admiradas del mundo.

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